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Actividades culturales | Turismo
Las Venus del Museo de Ciencias Naturales Santiago Jiménez de Arnedo
Museo de Ciencias Naturales "Santiago Jiménez"

08.03.2025 - 31.03.2025

Lunes a sábado de 10:00 a 14:00 y de 16:30 a 18:30. Domingos y festivos de 10:00 a 13:00
Gratuito

CRONOLOGÍA Y CONTEXTO.  

Las Venus prehistóricas son la primera representación conocida del ser humano. Se fabricaron durante milenios desde el Paleolítico Superior, hace 30.000 años, hasta el Neolítico, hace aproximadamente 4.000 años. Se realizaron en diferentes tamaños, formas y materiales como piedra, marfil de mamut o arcilla.  La mayoría de ellas se localizan en Europa, pero también han aparecido algunas en Asia. Durante el Gravetiense (30.000-22.000) comparten ciertos rasgos: cuerpos exageradamente voluptuosos, sin detalles faciales, y en muchas ocasiones, con énfasis en las caderas, los senos y los genitales, es el ejemplo de la Venus de Willendorf.  En épocas posteriores, fundamentalmente en el Magdaleniense (17.000 a 12.000 a.C) la unidad estilística se va desdibujando y comienzan a aparecer las figuras de forma esquematizada, es la forma que presentan las Venus de Malta.  

 A lo largo del tiempo ha aparecido en diferentes contextos, durante el Paleolítico superior, se encuentran fundamentalmente cerca de los hogares y de los fuegos es decir en un contexto de vida doméstica, y parecen estar asociadas con actividades cotidianas y rituales, como el del embarazo, donde las Venus podrían actuar como fetiches asociados al parto.  A medida que avanzamos hacia el Neolítico, algunas Venus aparecen en un contexto funerario, lo que marca un cambio significativo en su función. Con el sedentarismo y la introducción de la agricultura y la ganadería, cambia la base económica de las sociedades apareciendo el concepto de posesión de la tierra. La necesidad de reconocer la pertenencia de esta tierra a una familia podría haber recaído en una serie de objetos, como serían las Venus, poniendo de manifiesto la legitimidad de sus descendientes respecto a esas tierras.  

¿PORQUÉ Y PARA QUÉ SE TALLARON VENUS? 

La interpretación de las Venus ha sido objeto de debate durante siglos, existiendo diversas teorías que han intentado desentrañar su significado y propósito. Estas son algunas de las más destacadas:  

Teoría de la Diosa Madre. Popularizada en la década de años 80 por la arqueóloga Marija Gimbutas sostiene que las Venus eran representaciones de una única divinidad femenina “la Diosa Madre” que encarnaba el principio generador de vida. Esta teoría ha sido ampliamente criticada por su falta de evidencia directa. 

Amuletos o fetiches mágicos del parto. Estas sociedades no tenían un entendimiento científico del parto, por lo que las muertes o complicaciones durante el mismo podrían haber sido atribuidas a fuerzas mágicas, del mismo modo que se atribuía a poderes superiores las catástrofes meteorológicas. Las Venus en este contexto, representarían una forma de sentir seguridad frente a esa incertidumbre.   

Símbolos de Identidad Social. Otra interpretación sostiene que las Venus eran representaciones colectivas de identidad. La ausencia de rasgos faciales en muchas de las figuras podría indicar que no se trataba de retratos de personas concretas, sino de representaciones de la identidad colectiva de un grupo. En este sentido, las Venus habrían servido para reforzar la pertenencia al grupo y la cohesión social, actuando como símbolos de la comunidad. 

Elementos de Intercambio Cultural y Matrimonio. Dado que las Venus han sido encontradas en una amplia área geográfica, otra teoría propone que estas figuras podrían haber sido utilizadas como elementos de intercambio entre grupos diferentes, especialmente en el contexto de alianzas matrimoniales o como símbolos de la transferencia de cultura. Este intercambio de figurillas podría haber facilitado la integración de distintos grupos y reforzado los lazos entre comunidades. 

Autorretratos y Visión Femenina del Cuerpo. Una interpretación más reciente sugiere que las Venus podrían haber sido, en realidad, autorretratos creados por las propias mujeres para expresar su visión de su cuerpo. De esta manera, serían unas figuras hechas por y para mujeres, que explicaría las desproporciones que observamos en las figuras producto de la imagen sesgada que la mujer tenía de su cuerpo. Esta interpretación fue atestiguada a través de un estudio comparativo entre las proporciones que una mujer embarazada tiene de su propio cuerpo y las proporciones de venus como la de Willendorf o Lespugue, con unos resultados bastante similares.  

UNA MIRADA CRÍTICA AL TÉRMINO ‘VENUS’ 

En 1864 se encuentra la primera figurilla que es bautizada rápidamente como “Venus impúdica” nombre que deriva de la diosa romana de la belleza y del amor manifestando un sesgo anacrónico ya que el panteón romano no surgirá hasta milenios después. El nombre condicionó la interpretación que se le dio a estas figuras a principios del XIX como meras representaciones del canon de belleza de la época. 

La cuestión de las Venus es un debate que sigue generando nuevas preguntas, pero también nuevas hipótesis. En los últimos años se propone que las Venus pudieran haber jugado un rol más complejo, ligado a la identidad social, reflejando la participación de las mujeres en la vida cotidiana.  

Demostrar la vigencia de estas hipótesis constituye un desafío, especialmente teniendo en cuenta de que únicamente nos han sobrevivido restos materiales, sin ningún testimonio que evidencia su uso más allá de los lugares donde han sido encontradas.  Las venus provienen de culturas completamente distintas a la nuestra, y a pesar de que en la investigación se recurra a la antropología y a la etnoarqueología, reconstruir su forma de pensar y de entender el mundo resulta sumamente complejo, en parte porque tendemos a proyectar inconscientemente nuestra propia cultura en el pasado. 

Por ejemplo, es indudable que los prehistóricos fabricaron piezas líticas, tallaron y transformaron materiales para crear herramientas con fines específicos. No obstante, no contamos con pruebas suficientes que permitan afirmar si estas elaboraciones fueron realizadas por hombres o por mujeres. Durante el siglo XIX y XX, los valores de la sociedad hicieron que se descartase la posibilidad de una participación activa de la mujer, a pesar de que no existen razones fundadas para ello. 

CONCLUSIÓN: MUJERES EN EL CORAZÓN DE LA PREHISTORIA.  

Durante mucho tiempo, la narrativa sobre el pasado ha invisibilizado y minimizado la acción y la influencia de la mujer en la sociedad. Sin embargo, cada una de estas figurillas —ya sean interpretadas como autorretratos, amuletos de protección, símbolos de identidad o incluso elementos de intercambio cultural— nos invita a imaginar sociedades antiguas en las que la participación activa y el aporte creativo de las mujeres fueron esenciales para la evolución cultural y social. Reconocer este rol es fundamental para construir una visión más completa y equitativa de nuestra historia, en la que se valore el aporte de todas las voces y se desmantelen los prejuicios que, durante tanto tiempo, han oscurecido la realidad de la participación femenina en la construcción de la cultura y la sociedad.